ESPAÑA

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“No importa que el gato sea blanco o negro; lo que importa es que no tenga memoria”

“Durante la Guerra Civil (1936-1939) murieron 600.000 personas en un país que tenía unos 26 millones de habitantes. Solo en el verano de 1936, fueron ejecutadas 50.000 personas. Según el historiador Josep Fontana, ese verano fue el período más sangriento del siglo XX. De los muertos, unos 150.000 siguen desaparecidos y se cree que la mayoría está en las numerosas fosas que siguen todavía sin abrir. Después de tantas décadas, España es el segundo país del mundo con más fosas sin abrir después de Camboya. También hay desaparecidos que murieron en campos de concentración o de “trabajo” en Francia y Alemania. Hay otros cuyos restos están en el Valle de los Caídos, donde el gobierno de Franco se llevó sus restos desde cementerios y fosas sin el permiso de los familiares”.

“Durante los cuarenta años de la dictadura, el régimen de Franco, con la colaboración de la Iglesia católica, consiguió hacer de España un desierto donde reinaban el nacionalismo español, la obediencia, el catolicismo y el anticomunismo. El olvido lo consiguieron a través de una represión brutal y sistemática, donde todo acto político, cultural, educativo y religioso solo podía llevarse a cabo para celebrar y reforzar el régimen franquista. Cualquier otra idea o expresión era reprimida y gran parte de la población vivía con la amenaza de la cárcel y la tortura”.

“No se podían tener reuniones de más de 20 personas (y durante algunos años, de más de 12 personas) sin el permiso de las autoridades. En las aulas de la Universidad había policías de paisano escribiendo cada palabra del profesor y de los estudiantes para denunciarles si hablaban contra el régimen franquista”.

“También con el golpe de 1936, el régimen cambió la legislación para eliminar los derechos de las mujeres, por lo que no podían emanciparse hasta los 25 años (excepto para casarse o para meterse a monjas), no podían tener su propio dinero, no podían trabajar fuera de casa ni heredar. Y la educación se separó por géneros”.

“También hubo niños robados a sus madres después del parto, en la misma clínica, a quienes se mentía diciéndoles que “el niño había muerto” cuando en realidad se había dado en adopción a familias afines al régimen o había sido vendido para hacer negocio. Se cree que hubo unos 30.000 niños robados, aunque ese número aumenta cada día, ya que esta información solo ha comenzado a ser conocida a principios del siglo XXI”.

“Se trabajaba en condiciones y con sueldo míseros y existía una burla añadida: habían sindicatos pero eran verticales, eran del régimen, pero aun así hubo huelgas importantes aunque fueron reprimidas brutalmente. La vida económica y laboral dependía, en gran parte, de las conexiones personales con el régimen. Las familias cercanas a la dictadura eran las que tenían negocios que prosperaron”.

“El ambiente durante el fascismo era de miedo, que para muchos se añadía al miedo vivido durante la guerra. La guerra había acabada en 1939, pero el temor, el peligro y la represión continuaba ferozmente. En todo el Estado español, hasta en los pueblos más pequeños y remotos, el autoritarismo y la violencia del fascismo eran impuestos a través de figuras como el cura, el alcalde y el maestro”.

“El único idioma que se podía utilizar en el Estado español durante el franquismo era el castellano. Los otros idiomas, el euskera, el catalán y el gallego, estaban prohibidos. Muchas personas recuerdan haber sufrido abusos físicamente en la escuela por hablar su idioma. Y por eso dos generaciones crecieron sin aprender a escribir su lengua o una de sus lenguas. Los nombres y los apellidos también fueron cambiados por el régimen. Algo tan íntimo e importante como el nombre de cada uno fue cambiado por las autoridades”.

“Los hijos de padres y madres republicanos fueron un grupo especialmente maltratado durante la posguerra y el franquismo. El nacional catolicismo tenía como misión “reeducar” a los republicanos a la fuerza, lo que se hizo a través de una educación aterrorizante sobre el infierno, el demonio y otros conceptos que marcaron a esa generación”.

Fragmentos de Desenterrar las palabras, de Clara Valverde Gefaell.

Hechos: 600.000 víctimas mortales de la Guerra Civil (150.000 siguen desaparecidos), 270.000 encarcelados en 1939, 450.000 exiliados en Francia (40.000 enviados a campos de concentración en Francia y Alemania) y 30.000 niños robados (aunque ese número aumenta cada día).

Pero el dictador Francisco Franco murió en la cama, Juan Carlos I fue nombrado sucesor (ni juró ni prometió la Constitución “que nos dimos entre todos”), el Tribunal de Orden Público (TOP) se convirtió en la Audiencia Nacional (AN) de la noche a la mañana y la transición se nos vendió como modélica a pesar de los 591 muertos de violencia política entre la desaparición física de Franco y la llegada de Felipe González a la Presidencia del Gobierno en 1982 y que explica perfectamente Mariano Sánchez Soler en su gran libro La Transición Sangrienta.

Una transición que fue una simple transacción.

Siempre recordaré un comentario de mi abuela: “cuando has pasado una guerra, cuando tu marido ha sido encarcelado varias veces, cuando tus amigos han muerto o han tenido que exiliarse, cuando no te dejan hablar tu lengua, cuando no puedes leer novelas de tus escritores, cuando tu hija tiene que marcharse al extranjero para ganarse la vida, cuando las mujeres éramos menos que un perro, cuando la religión te dice que todo es pecado... cuando todo esto ocurre aceptas lo que te den con la esperanza de que el futuro sea un poco mejor”.

Y he aquí el resultado de la modélica Transición española:

-PP y Ciudadanos evitan condenar el franquismo en el Parlament catalán y plantan al resto de diputados tras una gran bronca (11 octubre 2013)

-PP y Ciudadanos no se suman a la condena del franquismo aprobada por el Senado (21 noviembre 2018)

-Pablo Casado: “Con quien tiene que dialogar Carles Puigdemont es con su abogado. ¡Qué no se repita la historia porque igual acaban como Companys!” (9 octubre 2017)

-José María Aznar: “Hay quienes buscan ganar 80 años después guerras que los españoles ya no libran”

-Altos mandos militares retirados: “no queda más remedio que empezar a fusilar a 26 millones de hijos de puta”. Militares en activo defienden al grupo que pide el fusilamiento de 26 millones de españoles. Y esa fue la respuesta Felipe VI, jefe supremo de las Fuerzas Armadas, en su tradicional mensaje navideño: “La pandemia nos ha revelado aspectos que necesitan ser mejorados y reforzados, pero también nos muestra nuestras fortalezas como Estado avanzado. Lo hemos comprobado por ejemplo con la eficacia y entrega de nuestras Fuerzas Armadas, de nuestros cuerpos de seguridad, Protección Civil y servicios de Emergencias, y otros muchos servidores públicos, que han demostrado su vocación de servicio y su plena sintonía con nuestra sociedad”.

“Plena sintonía con las fuerzas armadas”, dice el hijo de Juan Carlos I... y ni una mención a docentes, maestros y profesores ni a las corruptelas de su padre.

Como me comentó una vez Jorge Verstrynge, “hay una cosa que Franco legó, su gran herencia: el miedo”. Pero España debe saber que “Todos los conflictos del pasado que no se han elaborado están en el presente” (Transmission of Trauma. The Argentina Case. L. Edelman, D. Kordon y D. Lagos).

La actual España empezó con Felipe V, y todo apunta que finalizará con Felipe VI. Ya lo predijo en su momento el presidente del gobierno Arias Navarro en 1975: “O hacemos el cambio nosotros, o nos lo hacen”.

PD. “No importa que el gato sea blanco o negro; lo que importa es que cace ratones” (Felipe González parafraseando a Deng Xiaoping. 1985).

“No importa que el gato sea blanco o negro; lo que importa es que no tenga memoria” (Grafiti en Madrid).

Bernat Deltell. Publicado el miércoles 6 de enero de 2021

Publicat el: 2021-01-06 Visualitzacions: 5697
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